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15.09.2016 — 16:48

FLAÓN CONNECTION. Retrospectiva fotográfica de la comarca de Els Ports, en conmemoración del centenario de la Associació Cultural del Maestrat en Terrassa

Ernest Querol. Universitat Oberta de Catalunya

Torneros, sexenio del 1934. José Pascual

Imágenes reales de una comarca imaginada

Es un hecho muy memorable que una asociación llegue a cumplir 100 años. Y aún más si la principal  finalidad de la entidad es la ayuda mutua. El Montepío de Fills del Maestrat en Barcelona (con sección local en Terrassa) los cumplirá el 1 de noviembre de este año. Quizá os preguntéis ¿y por qué se creó esta asociación? Pues para subsanar la inseguridad que tenían los trabajadores y que no estaba cubierta por el Estado –como la cubre ahora la Seguridad Social– ni por las compañías aseguradoras. Es decir, fundamentalmente era una mutualidad para asegurar a trabajadores (inicialmente cubría enfermedad, accidente, nacimiento y defunción, y posteriormente cubriría también invalidez y larga enfermedad).

Numerosos ciudadanos de Els Ports que tuvieron que abandonar dicha comarca porque, por un lado, después de la Primera Guerra Mundial cerraron algunas fábricas textiles importantes y, por otro, la producción agrícola y ganadera no permitía la subsistencia de una población numerosa, llegaron sobre todo a Barcelona y a la zona del Vallès. Se calcula que Terrassa sola recibió entre dos y tres mil emigrantes procedentes de Els Ports, y el Montepío llegó a tener 522 asociados en 1966.

En 1937, el Montepío se separó de Barcelona y cambió sus estatutos, pero conservó su nombre. En 1991, dejó de funcionar como una mutua y, ahora, sí, cambió su nombre por el de Associació Cultural del Maestrat de Terrassa. Con motivo del centenario, han querido tirar la casa por la ventana: se ha editado este catálogo y se ha organizado en Morella la presente exposición fotográfica que, en septiembre, viajará a Terrassa. También en septiembre se hará una excursión a Morella, Sorita y el santuario de la Balma. Y el 25 del mismo mes se celebrarán la misa y la comida de hermandad. También se editarán dos libros: uno, de Manuel Beser Jordà, es una crónica de los cien años de la entidad que recoge y analiza los acontecimientos históricos y sociales; el otro, de Laura Daví Carbonell, recoge diferentes imágenes de la indumentaria de la virgen de Vallivana. También actuará el grupo Quico el Célio, el Noi i el Mut de Ferreries que, por cierto, tiene una excelente canción sobre los moriscos forzados a marcharse de las Terres de l’Ebre.

El origen del monte de piedad en Catalunya se remonta a las cofradías de los franceses del siglo XVII. ¿Nos podemos imaginar como se sentían quienes tuvieron que emigrar a principios del siglo XX? Seguro que desamparados, aislados, cuando se asentaban en un suburbio y tenían que pasar el duelo migratorio. Todos necesitaban seguridad material, una red social y de solidaridad mutualista (por ello, al Montepío también se lo conoce como “la Germandat”, o Hermandad) que les permitiera incorporarse con éxito a la nueva sociedad. Buena parte de quienes emigraron de nuestra comarca eran trabajadores cualificados del textil, lo que les permitió tener unas condiciones laborales no tan ruines como las de otros. Así, la Germandat tenía la función de mantener los vínculos entre los inmigrantes de Els Ports, lo que les garantizaba ayuda mutua y solidaridad, y facilitaba la llegada de otras personas de nuestra zona. En definitiva, es la conexión del  flaón, de una primera interpretación del título de la muestra.

Flaó Connection

La creación de entidades de ayuda fue habitual a principios del siglo XX en Cataluña y también en Terrassa, concretamente, los inmigrantes porteños como colectivo se ponen al mismo nivel que los aragoneses, los andaluces, etcétera. Porque la conexión del flaón funciona. Pero lo más excepcional es que la entidad que fundaron aún perdure actualmente. También es excepcional que una persona sea capaz de movilizar a tantas, como ha hecho Julio Carbó para esta exposición. Aunque, si lo pensamos bien, él ya ha organizado publicaciones y exposiciones de mayor envergadura aún, como la reciente 1dia1foto: 31 fotógrafos, 365 días, Cataluña 2014. Ahora ha querido hacer un recorrido visual a lo largo de la historia de la fotografía en la comarca de Els Ports desde la primera imagen, datada alrededor de 1870,  hasta la actualidad. Esta recopilación es prácticamente coetánea de la trayectoria de l’Associació Cultural del Maestrat en Terrassa. Se han escogido diecisiete fotógrafos, porque la comarca tiene diecisiete pueblos que aportan unos dos centenares de imágenes que nos la muestran con retratos de la gente, de las tradiciones, de los paisajes, de los oficios, etcétera. Cada fotógrafo presenta en ella sus creaciones con su talento, con su mirada, con su técnica pero, sobre todo, con el corazón y el alma de quien ama su tierra. Tenemos que destacar, como hecho curioso, las tres generaciones de fotógrafos de Vilafranca, conocidos con el nombre de “Gaches”, que se han dedicado profesionalmente a la fotografía desde 1944  hasta la actualidad.

Si queremos afinar más la interpretación de la conexión del  flaón, podemos preguntarnos: si a los pastelillos los vecinos aragoneses los llaman “tortas de alma” y Vázquez Montalbán, en Los mares del Sur, escribe que el flaón es el peldaño superior de todos los pastelillos de los Países Catalanes, ¿es el flaón más que el alma? Y ya que estamos de aniversarios, tenemos que recordar que este año se cumplen setecientos años de la muerte de Ramon Llull, a quién debemos la primera referencia escrita a la palabra “flaón”: en el Llibre d’Evast i Blanquerna, redactado entre 1283 y 1285, Aloma, madre de Blanquerna, dio a su hijo “antes de que fuera a escuela por la mañana carne asada, y después le dio un flaón para que se lo comiera en la escuela si le entraban ganas de comer.”

¿Es el  flaón una alegoría del Montepío? ¿Es la pasta lo que envuelve el delicado requesón que son las personas? ¿Son el azúcar y la canela el mito del retorno, los vínculos emocionales y los recuerdos idealizados de un lugar inexistente desde el momento de la partida? Miguel Fernández (2005:15) expresa muy bien esta edulcoración.

"Se trata de la construcción de una memoria común - La construcción de la folclorización. El establecimiento, casi fetichista, de iconos, símbolos, tradiciones y  folklore fuera del lugar en el que emergieron, y la desposesión de toda “intromisión” desveladora, acostumbran a fortalecer el sentimiento de pertenencia a una comunidad imaginaria. Dicha comunidad, en tanto que imaginaria, ofrece solo consecuencias positivas a quien a ella se adscribe, ante otra comunidad frecuentemente hostil (la de los “autóctonos”), mediante la reelaboración de los mitos y arquetipos propios del lugar de origen cuidadosamente limpiados de todo elemento distorsionador. El olvido forma parte de la nueva memoria colectiva."

Solo quienes han emigrado saben qué significa “pasarlo peor que costurera sin dedal”. Y un pseudoemigrante, como quien esto escribe, intenta, torpemente hacerse una idea de ello. Las imágenes de la exposición nos muestran esa tierra real que tuvieron que abandonar.

Ernest Querol. Universitat Oberta de Catalunya

Del 14 de agosto al 1 de noviembre la exposición estará en la sala del Consell de l'Ajuntament de Morella.

Del 24 de septiembre al 23 de octubre la exposición estará en el espacio fotoclub del Centre Cultural de Terrassa.

Los fotógrafos que participan en la exposición son (por orden cronológico):

Luís Cruella i germans, José Pascual, Foto-Vídeo Prades, Vicente Franco, Fotos Molinos, José Luís Tripiana, Salvador Rabaza, Eduardo Manero, Manel Bellver, José Ramón Gil, Pili Membrado, Julio Carbó, Miquel Garcia-Donas, Santiago Ripollés, Lluís Puig, Miquel Ángel Troncho i Rafa Ruiz.

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