Fotografía: Milagros Caturla / Colección Tom Sponheim
En el año 2001 el turista norteamericano Tom Sponheim compraba en los Encants de Barcelona, por poco más de tres euros, cerca de un centenar de negativos en blanco y negro de lo que parecían vistas urbanas de una ciudad europea. De regreso a Seattle las escaneó y se le hizo evidente que aquellas fotografías habían sido tomadas por una persona con un gran talento de la que desconocía la identidad. Se daba la circunstancia de que Sponheim había perdido sus álbumes familiares durante su remisión de California a Washington, de manera que aquellas cautivadoras instantáneas de la ciudad europea pasaron a llenar aquel vacío y a embellecer las paredes de su casa y, de alguna manera, a formar parte también de su biografía.
Fotografía: Milagros Caturla / Colección Tom Sponheim
Fotografía: Milagros Caturla / Colección Tom Sponheim
No fue hasta el surgimiento definitivo, a finales de la primera década del siglo XXI, de redes sociales como Facebook que Tom Sponheim consideró como una posibilidad totalmente factible el identificar la autoría de la persona que se escondía tras la cámara que había disparado aquellos negativos. Y lo consiguió. Aunque los inicios de su página "Las fotos perdidas de Barcelona" no fueron fáciles, y aunque hasta tuvo que recurrir a la contratación de anuncios para promocionarla en Facebook, el 12 de enero de 2017 se producía un hecho fundamental. El periodista Carles Cols se hacía eco, en las páginas del diario El Periódico, de aquella sorprendente historia que, según como, recordaba en algunos aspectos la aventura de John Maloof y el descubrimiento del mundo de Vivian Maier. "Se busca fotógrafo para un merecido homenaje", titulaba su artículo Carles Cols, quien cerraba aquella primera noticia con las siguientes palabras: "Se busca al autor de tan deliciosas fotografías. Se merece un homenaje. Aquí y en Seattle. Por si hay suerte, solo queda añadir una palabra. Continuará". Efectivamente, la historia continuó y con resultados totalmente sorprendentes.
Fotografía: Milagros Caturla / Colección Tom Sponheim
Fotografía: Milagros Caturla / Colección Tom Sponheim
La noticia llegó a oídos —o, para ser más exactos, al muro de Facebook— de una internauta apasionada por la fotografía amateur y la música swing, Begoña Fernández Díez, quien el pasado mes de marzo conseguía identificar al autor de las fotos perdidas de Barcelona. En realidad no era autor, sino autora: Milagros Caturla. Ganadora del IV Concurso Provincial Femenino de Fotografía del año 1962, Caturla era maestra de formación y se ganó la vida como funcionaria de la Diputación de Barcelona. Murió de Alzheimer en el año 2008, soltera y sin descendencia, probablemente dejando atrás un legado fotográfico del que solo conocemos una pequeña parte. Milagros Caturla era una integrante más del interesante Grup Femení de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya, del que también formaron parte, entre otras, Maria Antònia Gumà o Glòria Salas Bulbena, esta última fallecida a los 101 años el 20 de abril de 2017. Begoña Fernández se ha propuesto rescatar del olvido la vida y la obra de aquellas pioneras de la fotografía a caballo entre las décadas de 1950 y 1960, un período en el que en la fotografía aún dominaban los hombres.
Fotografía: Milagros Caturla / Colección Tom Sponheim
Fotografía: Milagros Caturla / Colección Tom Sponheim
Como Vivian Maier, Milagros Caturla tomó sus fotografías de Barcelona durante los años sesenta. En ellas hay una gran presencia de niños, ya sea en celebraciones religiosas por fechas señaladas, en un rincón de una plaza del Raval o del barrio Gótico, o dentro del aula de una escuela. En palabras de Fernández, aquella era, efectivamente, una mirada muy femenina. "Me sentí identificada con aquellas fotografías, como si hubiera podido hacerlas yo misma. ¿Como podía ser que la persona tras la cámara tuviera aquella proximidad con las alumnas de una escuela femenina o de una academia de danza? Era una intuición. Después la investigación en la prensa y la documentación de la época me llevaron a documentar, sin ningún lugar a dudas, a la persona que estaba detrás: sí, una mujer", ha afirmado la autora.
Fotografía: Milagros Caturla / Colección Tom Sponheim
Fotografía: Milagros Caturla / Colección Tom Sponheim
Begoña Fernández tuvo la suerte de encontrar a Francesca Portolés en la sede de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya, de la que es expresidenta. Con su inestimable ayuda, pudo consultar los boletines de la Agrupación, en cuyas páginas logró hallar la primera fotografía que, incontestablemente, permitía identificar a la autora de las fotos perdidas de Tom Sponheim. Uno de los negativos que el norteamericano conservaba en su casa de Seattle se correspondía con una de las fotografías galardonadas con el cuarto premio del tercer concurso, en 1961, de la Sección Femenina de la Falange de Barcelona: "Fervor" era su título y Milagros Caturla su autora. Aquel mismo año también conseguía el segundo premio del IV Salón Nacional de Fotografía Artística "Festa Major de Gràcia", por detrás de Eugeni Forcano que se haría con el primer premio. Las cámaras que utilizaba eran una Leica M2, con objetivo Canon de 85 mm, y ocasionalmente también una Ikoflex, que por desgracia no se ha conservado. Probablemente fuera en la década de 1970 cuando, a raíz de su traslado de un domicilio de grandes dimensiones en la calle València a otro más pequeño en la calle de los Capellans, junto a la plaza Nova, se deshiciera de su equipo fotográfico.
Fotografía: Retrato de Tom Sponheim / Colección Tom Sponheim
Fotografía: Retrato de Milagros Caturla / Colección Tom Sponheim
Nacida en Barcelona en el año 1920, Milagros Caturla Soriano era el séptimo de diez hijos de un teniente coronel de infantería. En octubre de 1957 ingresaba en la Agrupació Fotogràfica de Catalunya y pocos meses después, en abril de 1958, ya obtenía un reconocimiento: el tercer premio del concurso mixto (masculino-femenino) de la entidad. La historia posterior es la que ha protagonizado con motivo del redescubrimiento de las fotografías perdidas de Barcelona. La singular historia de Tom Sponheim, Begoña Fernández Díez y Milagros Caturla ha dado la vuelta al mundo gracias a su abundante repercusión en la prensa escrita y audiovisual que de ella se ha hecho eco. De nuevo, los Encants de Barcelona se han convertido en una mina de historias personales entrecruzadas de resultados inesperados. El festival Revela-T de Vilassar de Dalt presenta, en primicia mundial, las fotografías de Milagros Caturla de la colección de Tom Sponheim en una exposición que, sin ninguna duda, solo es la primera manifestación de un proyecto más ambicioso para recuperar la vida y la obra de la que muchos ya consideran la Vivian Maier catalana.
Daniel Venteo.
